Son muy curiosas las diferentes formas en las que cada una de las personas definimos el amor.

Amor es una palabra importante y que representa un papel central en la vida de los seres humanos, pero también es la más confusa.

Aunque es un sentimiento protagonista en películas, canciones, libros, etcétera, lo cierto es que aún no sabemos muy bien cuando realmente amamos.

Los psicólogos reconocen que sentirse amado es una necesidad emocional primaria del ser humano. Por amor, somos capaces de cualquier cosa y, si carecemos de amor, podemos sentir que la vida no tiene sentido.

Es normal que estemos confundidos. Ya desde niños, los mensajes que recibimos no son del todo esclarecedores.

Usamos la palabra amor para definir querencias, atracción o intereses, cuando en realidad son cosas muy diferentes.

De hecho, no es raro escuchar que actos como la violencia, son justificados por una locura transitoria a la que nos lleva un supuesto amor ciego.

Pero, ¿es realmente amor?

 

 

 

“Si amas a alguien pero rara vez estás disponible para él o ella, entonces eso no es amor verdadero”. (Thich Nhat Hanh)

 

 

El amor se ha convertido en una transacción. Llamamos amor cuando la otra persona nos cubre las necesidades que no podemos o sabemos darnos a nosotros mismos.

Crees que amas a alguien porque te atrae físicamente, porque tiene una posición social que te interesa o porque admiras unas cualidades intelectuales.

Quizás estás buscando no estar solo o sola, poder compartir gastos o tener una vida más cómoda. Cuando las relaciones se basan en lo que me aporta, en lo que me da o en lo que me falta, entonces, no es amor… Es interés.

No estoy diciendo que estos sentimientos no sean algo válido y quizás puedan ser la antesala del amor, pero no son amor.

No es un delito querer pasar la vida en compañía, no está mal el pretender compartir la pesada carga de los gastos, quizás la clave está en el enfoque.

Cuando las relaciones se basan en estos intereses y no avanzan a algo más sólido, finalmente no podrán sostenerse.

Quizás el amor verdadero es un sentimiento que no somos capaces de reconocer, es un sentir tan elevado y tan poco practicado, que en realidad, no logramos entender.

Para amar, debemos practicar la generosidad, la empatía y la perseverancia. Son emociones muy relacionadas y que acompañan al verdadero amor.

Una vez un amigo me dijo y recuerdo que me impactó, que para amar, hay que estar dispuesto a “dar”.

Cuando amas realmente, debes estar dispuesto a renunciar.

Esto me lleva a pensar en otras filosofías, que hablan de “quitarte de en medio”, una práctica sumamente complicada, ya que cuando el ego habla, el amor desaparece.

Para que sea verdadero amor, debe de existir también compasión, debemos cambiar el enfoque desde el YO, al OTRO.

 

El amor y la compasión son necesidades, no lujos. Sin ellos, la humanidad no puede sobrevivir. – El Decimocuarto Dalái Lama

 

 

¿Cómo lo estás enfocando?

O como te preguntamos en nuestro post ¿Cómo vas de Compromiso en tu relación? Los tres factores que lo determinan

Si en una relación te estás preguntando en cómo te estás beneficiando, el enfoque es erróneo  y no es amor.

Me explico… Cuantas veces te preguntas: ¿estoy recibiendo la suficiente atención? ¿Está esta relación cubriendo mis necesidades? ¿Me hace sentir lo suficientemente importante, reconocido o válido?

Pero es una cuestión sumamente delicada diferenciar la entrega del Amor de la sumisión y el abandono o la dependencia emocional.

Amar es una forma de aceptación del otro y sobre todo de uno mismo. Es saber que al margen de lo que el otro decida, tú puedes continuar amando porque es un sentimiento que habita en ti.

Es no esperar nada, no pedir y sobre todo, no redimir al otro por un supuesto amor que aprisiona más que libera.

Porque amar, es más una forma de vivir que una elección de una persona para ser amada.

Si lo piensas, es terriblemente destructivo pensar que alguien es responsable de que tú puedas ser feliz o amar.

Cuando eliges vivir en el amor, puedes encontrar a personas que te acompañen en el camino de entrega al amor.

 

 

Un pequeño ejercicio

Te propongo un pequeño ejercicio. Sólo tienes que coger lápiz y papel y reflexionar sobre estas pequeñas cuestiones que te ayudarán a descubrir si realmente estás amando o si lo que sientes es dependencia emocional.

  1. Evitar la soledad: quizás es la razón principal por la que nos embarcamos en relaciones y que estás acaban ocasionando un gran dolor emocional. No sabes estar solo o sola, te da miedo compartir el tiempo contigo mismo y te produce un gran malestar. Para poder tener una relación, es fundamental, aprender a convivir con la soledad. De esta manera, si la relación acaba, no habrá problema.

Pregúntate: ¿me da miedo estar solo/a? ¿Mantengo mi relación porque no quiero enfrentarme a la soledad?

  1. Poner unos límites saludables. Es indudable, que al comenzar una relación, ya sea de pareja o no, es importante saber cuáles son los límites de la misma. Estar en pareja no es una cuestión de sacrificio, sino de equipo. Poner límites y respetar los de tu pareja, garantiza la buena salud de la relación

Pregúntate: ¿sabes cuáles son tus límites? ¿Qué aceptarías y que no aceptarías en una relación?

  1. Aceptación. Cuando comenzamos una relación es fácil que todo lo que esa persona nos muestra sea maravilloso. Con la convivencia y el paso del tiempo, nuestra mente, comienza a poner el foco más en las carencias. Los supuestos defectos de la otra persona no son más que una cuestión de apreciación personal. Aceptar que cada uno tiene una visión de las cosas y de la vida, te ayudará a aprender a amar.

Pregúntate: ¿Dónde pongo el foco de atención en la relación? Cuando conozco a alguien, ¿tiendo a ver las cualidades o me enfoco en los defectos que creo percibir?

  1. Flexibilidad. En la vida y en el amor es necesario practicar la flexibilidad mental. Respetar los espacios y los tiempos de cada uno y no esperar que el otro responda como uno lo haría. No todos comprendemos la vida y el amor del mismo modo. Hay personas más impulsivas o expresivas, mientras que hay otros más introvertidos y que necesitan más tiempo de maduración. La vida seguramente, te traerá a la persona adecuada para que trabajes la paciencia y la flexibilidad.

Pregúntate: ¿Soy una persona muy apegada? ¿Exijo atención constante? O por el contrario, ¿tiendo a sentirme agobiada o agobiado con las muestras continuadas de atención?

  1. Confianza. Quizás es la cualidad que más defiendo, confiar. Sin confianza no hay amor. Confiar significa saber que todo está bien. Pase lo que pase decido confiar, apostar. Por ello se ensalza el amor materno, pase lo que pase, una madre (en general) siempre confía en su hijo. Eso no significa que no vea el error, simplemente confía en que es lo necesario para el aprendizaje de su hijo y confía sobre todo, en su capacidad de superación. Eso es verdadero amor.

Pregúntate: ¿Soy una persona confiada? ¿Tiendo a tirar la toalla rápidamente si las cosas no son como yo creo?

  1. Gran autoestima. Otra de las grandes cualidades en una relación. Para que exista equilibrio, debes de trabajar tu autoestima. No necesitas la aprobación del otro (bien es cierto que debe de existir un reconocimiento del otro), pero no eres un mendigo esperando a que el otro te reconozca. Para amar a otro, en primer lugar debes amarte a ti mismo.

Pregúntate: ¿Tengo muy en cuenta la valoración que hacen los demás sobre mí? ¿Me acepto realmente como soy o necesito de la aprobación de los demás?

Puedes consultar nuestro post en Higea Nature 21 ejercicios para aumentar tu autoestima, que estoy segura te ayudarán mucho.

 

 

CONCLUSIÓN

Si estás en una relación o quieres comenzar una nueva, podría ser interesante que te plantearas estas cuestiones para tan sólo dar comienzo a un trabajo de autoconciencia.

Conigriega trabaja a través de la Psico Conciencia Transformacional todas estas cuestiones y otras para ayudarte a lograr tu objetivo de (re)construir una relación saludable y consciente. Cada semana, nos reunimos para hacer un seguimiento en tu trabajo para lograr el objetivo que te hayas marcado en tu vida.

Para conseguir algo, debemos darnos cuenta de que no podemos seguir repitiendo día tras día los mismos hábitos que nos llevarán inexorablemente al mismo resultado. Para lograr algo, hay que entregar algo a cambio y siempre consiste en pensar de otro modo, convertirte en la persona que ya disfruta del objetivo. Es un viaje de transformación

Espero que estas pautas te ayuden a ir labrando el futuro de pareja que deseas.

Si no, podemos ayudarte a través de sesiones individuales o en pareja.

Consúltanos.

¡¡Hasta pronto!!